
Calefacción urbana en Noruega a partir de calor residual y bioenergía
Las calderas de bioaceite de Bosch generan el calor del futuro
Más de 400 GWh: esta es la cantidad de energía que genera Eidsiva Bioenergi AS al año en sus nueve plantas de Noruega. Además de calefacción urbana, también suministra vapor y electricidad para las ciudades y la industria. El objetivo es utilizar exclusivamente recursos locales existentes para la generación de energía, por ejemplo, los residuos procedentes del procesamiento de la madera, evitando así su desperdicio. Esto resulta especialmente sostenible ya que, al mismo tiempo, la energía que se utiliza genera una huella de carbono significativamente mejor en comparación con la de los combustibles convencionales. La planta de calefacción de Hamar utiliza principalmente el calor residual recuperado de los residuos, así como bioenergía. Por ejemplo, la procedente de los subproductos de la transformación industrial. La bioenergía, bajo la forma de bioaceite, también se utiliza como fuente de energía para las nuevas calderas de agua caliente de Bosch.
Las calderas Unimat UT-M están integradas en la red de calefacción urbana de la ciudad de Hamar y, conjuntamente, pueden proporcionar hasta 30.000 kW de calor. En teoría, esto significa suministro de calor para unos 3.500 hogares. Los generadores de calor de Bosch se utilizan principalmente como respaldo para las calderas de combustible sólido y para cubrir los picos de consumo adicionales. En particular, el diseño compacto de las calderas de agua caliente permite un rápido calentamiento y disponibilidad para proporcionar calor de forma flexible. En total, la central térmica de Hamar genera hasta 120 GWh anuales de calefacción urbana para esta ciudad de 30.000 habitantes.
Expertos en calderas industriales de Bosch Dinamarca y su veterana socia Compab AB de Suecia, junto con Reng Consulting AB (que asesora al cliente en materia de tecnología y energía), entre otros, han trabajado en el proyecto para incorporar los dos nuevos generadores de calor. El objetivo común ha sido integrar de forma flexible diferentes biocombustibles en un sistema y diseñar la tecnología para ello. «En especial, el cambio totalmente automático entre bioaceite pesado/medio y bioaceite ligero a partir de tres depósitos de combustible planteó grandes exigencias tecnológicas» afirma Peder Lyckerius de Compab. La tecnología de calderas y quemadores interactúa eficazmente y, mediante sistemas de control que optimizan la combustión, los combustibles pueden convertirse en calor de forma eficiente.
Aunque el bioaceite como combustible tiene un alto potencial para la generación de una energía respetuosa con el medio ambiente, este potencial puede variar debido a sus características y provocar fluctuaciones operativas. Para utilizarlo, se necesitan componentes tecnológicos adicionales que equilibren perfectamente la eficiencia y la vida útil de la caldera. Por ejemplo, en comparación con el gas natural, el bioaceite arde a veces a temperaturas más altas. Con la recirculación de los gases de escape que se ha instalado, las emisiones de NOx establecidas pueden cumplirse de forma fiable.

«Nuestra experiencia nos ha permitido crear un sistema específico para el cliente que quema el bioaceite de forma flexible, limpia y eficiente.»
Martin Lambrecht, Bosch Dinamarca
En el caso de los biocombustibles, también suelen aparecer recubrimientos en el área de fuego en las superficies de los intercambiadores de calor, lo que puede afectar a la transferencia de calor y a la eficiencia. La solución es un sistema de limpieza especial de eficacia óptima basado en aire comprimido que evita la necesidad de una limpieza manual. Conjuntamente con Compab, Bosch aportó su experiencia en proyectos de calderas de bioaceite previos en Dinamarca. «Esto nos ha permitido crear un sistema específico para el cliente que quema el bioaceite de forma flexible, limpia y eficiente» afirma Martin Lambrecht, responsable del proyecto para Bosch Dinamarca junto al jefe de proyecto Tom Juhl.
El bioaceite que se utiliza en la planta de Hamar procede de residuos combustibles de aceite de girasol, aceite de colza y aceite vegetal. Al tratarse de un recurso energético procedente de subproductos industriales, debe considerarse como una fuente de energía neutra desde el punto de vista climático. Estos biocombustibles tienen una latencia de CO2 de un año. La cantidad de CO2 generada por su combustión ya ha sido absorbida por la atmósfera el año anterior. El biocombustible preserva nuestros recursos limitados y evita costes de eliminación, por lo que resulta vital para la protección del clima. Dado que las nuevas calderas de Bosch usan biocombustible para generar calor, Eidsiva Bioenergi puede ampliar aún más su suministro de energía orientado al futuro, en consonancia con los valores de la empresa a la hora de proteger el medio ambiente y aumentar los niveles de sostenibilidad.
Geir Hagen, Jefe de Operaciones de la planta térmica de Hamar, habla de la satisfactoria ejecución del proyecto:
«Ha sido un proyecto realmente emocionante para nosotros. Muchos componentes han tenido que adecuarse a la planta de incineración de residuos que genera la mayor parte del calor en Hamar. El sistema de calderas de bioaceite se ha integrado completamente en el sistema de automatización y supervisión previo. Esto es muy importante para nosotros, pues significa que podemos alcanzar un funcionamiento óptimo junto con los otros sistemas. Las dos calderas llevan funcionando desde su puesta en marcha en otoño de 2020, y ya han generado 3,5 GWh de calor. Además, en el invierno extremadamente frío de enero y febrero de 2021, utilizamos mucho las calderas y pudimos satisfacer la demanda de calor adicional sin ningún problema. Sin el nuevo sistema de calderas, las temperaturas de este año habrían supuesto un gran reto para nosotros.»